Me acusan de blasfemo…
Por querer fornicar con sus monjas que se cubren hasta el cuello, por miedo a descubrir y sentirse deseadas.
Quiero fornicar con las vírgenes de sus altares, que cubren de oro y lino, que se arrastran hasta sus pies por devoción
Me llaman demonio…
Por escupirle a la cara a sus sacerdotes el desperdicio de sus vidas
¿Soy blasfemo acaso?
Monjas y vírgenes vestidas de oro y de renombre
Pido entre mis manos
Unidos en lujuria
Como iglesia.
Como carne.
Entre bosques,
entre sabanas,
consumiendo nuestros falsos cuerpos de madera…
domingo, 21 de diciembre de 2008
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